jueves, 27 de junio de 2013

Un amor inolvidable - Capítulo 14


Dani parecía enfadado. No paraba de pasearse por la habitación como un tigre enjaulado. Silvia abrió la boca para pedirle que hablaran pero en el momento en el que abrió la boca, él la miro furioso, con un aviso en la mirada.

Ella seguía cubriéndose con la sabana como podía, más que consciente de que debajo no llevaba nada. Se sentía deliciosamente bien, sin embargo con la preocupación de Dani, no podía relajarse lo suficiente como para disfrutar lo que había pasado. El seguía con lo suyo, de la puerta a la ventana, de la ventana a la puerta. Y vuelta a empezar.

Silvia quería tirarle algo, llamar su atención, hablar con él. Pero claramente el no estaba de humor. El descubrir que era virgen lo había horrorizado. Como si de verdad hubiera esperado que ella hubiese podido estar con otro que no fuera el… Silvia soltó un bufido, solo para recibir otra mirada severa de Dani. Silvia necesitaba darse una ducha, estaba pegajosa del sudor, y bueno… también entre las piernas. Silvia no pudo reprimir la sonrisa, estaba feliz. Por primera vez en mucho tiempo estaba verdaderamente feliz.

Así se quedaron durante largo rato, hasta que Silvia no aguanto más. Se levanto de la cama sin ningún pudor y fue a recoger su bata del suelo. Dani se había quedado como congelado, y la miraba con algo parecido a la sospecha. Silvia decidió ignorarlo, y fue hacia el cuarto de baño

- Me voy a dar una ducha. Si quieres me acompañas.

Espero una respuesta de Dani, pero este no soltó palabra.

- Tú mismo…- murmuro, antes de entrar y cerrar la puerta silenciosamente.

Daniel no se lo podía creer. ¡Silvia era virgen! Sabía que era inocente, pero no hasta ese punto. Estaba sorprendido, enfadado, ya no sabía ni que sentir o que pensar. Dios mío, y se había prometido a si mismo que nunca más dejaría que ella se le acercara. Era tonto – una vez mas había caído a sus pies.

Estaba claro lo que tenía que hacer, su honor no le dejaría hacer otra cosa. Pero esto le enfurecía. ¿Cómo podría pasarse el resto de su vida a su lado, solo para recibir humillación tras humillación?


Seguramente Silvia sabía lo que el sentiría, lo que él estaría obligado a hacer una vez que le quitara la virginidad, no podía ser tan ingenua ¿o sí? No, Silvia lo conocía perfectamente y sabía exactamente lo que el haría. Era una trampa, le había tendido una trampa. Pero ¿porque? ¿Tanto le odiaba que quería tenerlo a su lado para ponerlo en ridículo siempre que se le antojara? Escucho el grifo de la ducha e imagino su cuerpo perfecto mojándose. Primero el pelo, los pechos, el ombligo con ese piercing, y más abajo ese tatuaje. Madre mía, el tatuaje. Cuando lo vio, casi le da un infarto. El dibujo de la pequeña hada llevaba un colgante, y el colgante decía ‘Dani’. Se moría de curiosidad, ¿cuándo demonios se había hecho Silvia ese tatuaje? Y más importante aún, ¿porque?

Daniel seguía con su paseo por la habitación. Necesitaba salir y correr unos kilómetros a ver si así se le aclaraba la mente. Pero no quería dejar sola a Silvia. Sabía que estaría sensible después de su primera vez, y que tendría que estar a su lado, abrazarla y cuidarla, pero no podía. Su orgullo estaba herido ahora que estaba claro que le había tendido una trampa. Esperaría a que ella saliera de la ducha, y después le haría la pregunta por la que ella había montado todo este circo. Cerró los ojos y pensó en lo que había pasado, los gemidos de Silvia jamás se borrarían de su memoria. La suavidad de su piel, su reacción a cada caricia. Respiro hondo, tenía que acordarse de que ella le había tendido una trampa, que solo lo quería humillar, aunque todavía no sabía porque. Tenía que reconocer que por un instante, al saber que él era el primero, le recorrió un sentimiento de orgullo y de salvaje posesividad. Su cuerpo entero había gritado ¡Mía!, pero ahora, ya no estaba seguro de nada. Quería estar con ella, esto era lo que llevaba años soñando a pesar de la promesa que se había hecho así mismo. Pero así no. Con engaños no.

Cuando Silvia salió por fin del cuarto de baño envuelta en esa bata, lo soltó.

- Dime la fecha.

Silvia lo miro extrañada.

- ¿La fecha de qué?
- No te hagas la tonta conmigo Silvia. La fecha de nuestra boda.

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