La cabeza de Dani daba vueltas, por fin
había llegado el momento que tanto había temido.
- No.
- Dani…
- No pienso firmar nada.
- Eso solo va a hacer el proceso más
largo y doloroso.
Dani podía ver la determinación en sus
ojos. Y cerró los suyos fuertemente.
- Dani ¿no somos felices vale? Ninguno
de los dos es feliz, ¡esto no funciona!
Estaba levantando la voz, y Dani
también sentía la necesidad de gritar.
- Dime como arreglarlo. Puede
funcionar.
- Firma los papeles.
- No.
- ¡Dani!
- ¿Que quieres de mí, Silvia?
- Lo quiero todo Dani. Todo o nada. Y
puesto que tú no me das nada, ¡quiero el divorcio!
- ¡Por favor Silvia! No me querías hace
6 años y sigues sin quererme ahora.
Silvia parecía dolida, pero pronto
cubrió la expresión con la misma determinación que había visto antes. Estaba
decidida, y no había nada que Dani pudiera hacer. No sabía qué era lo que
Silvia quería de él, pero no firmaría esos papeles.
- Lo que tú digas. Yo te… yo siempre te
he… Olvídalo.
Se dio la vuelta y se fue. Dani se
volvió a sentar, no se había dado cuenta que durante la pelea se había
levantado.
Suspiro, no pensaba que Silvia se fuera
a ir, después de todo esta era su casa, pero… el portazo de un coche le helo el
corazón, - se va- , pensó. ¡NO!
Silvia apenas podía ver la carretera
con todas las lágrimas que caían por su cara. ¿De verdad lo iba a hacer? ¿De
verdad lo iba a dejar? Tuvo que parar en una gasolinera porque ya no veía nada.
Estuvo una hora en el coche dejando que sus lágrimas cayeran libremente. Cuando
ya no le quedaba ninguna lagrima más, estuvo a muy poco de cambiar de rumbo y
volver con Dani. Pero se detuvo, Dani estaba demasiado ciego para ver lo que
ella sentía y, o el no sentía nada por ella, o era demasiado orgulloso para
decírselo. Y ninguna de esas dos opciones le valía. Le había dejado una nota
porque sabía que hablando no llegarían a ninguna parte. La facilidad con la que
hablaban siendo amigos, ya no existía, y puesto que tenía cosas que explicarle
le dejo una nota.
Dani salió corriendo por la puerta pero
el coche ya se había ido. Cuando entro de nuevo en casa vio una nota en la mesa
del salón. Con manos temblorosas cogió el papel y lo leyó.
Dani, siento
haber llegado a esto, pero es lo mejor para los dos. Ya no somos quien éramos y
esto no funciona para ninguno de los dos.
La casa será
solamente tuya en cuanto firmes los papeles. Las pocas cosas que tengo las puedes tirar, ya no me sirven. Si lo deseas se las puedes dejar a mis padres.
Te pido que cuides de Hook, porque no me lo puedo llevar conmigo.
Te deseo lo mejor en la vida y espero que seas feliz.
Volvió a leerlo varias veces más antes
de arrugar el papel y tirarlo a una esquina. Una vez más, Silvia lo había
humillado, pues bien, esta vez se tendría que olvidar de ella, no le quedaba
opción. Esta vez había sido la última vez que Silvia se reía de él. Miro el
sobre que sin darse cuenta había traído con él. No firmaría los papeles, eso lo
tenía muy claro. Si Silvia se quería deshacer de él, tendría que luchar.
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