sábado, 3 de agosto de 2013

Un amor inolvidable - Epilogo


Silvia entro en el salón mirando a su alrededor, buscando a su marido y a su hija. Sonrió cuando los vio. Dani estaba en un rincón hablando con Charles y Miguel, mientras mecía suavemente a pequeña Lucia en sus brazos. Su madre estaba paseando a Marco, que era el más inquieto de los dos. Hoy era el cumpleaños de los gemelos, y Dani había insistido en invitar a Charles y Miguel como padrinos honorarios que eran. Su padre había terminado por aceptar su amistad con el inglés. Cuando vio que Charles no era ninguna amenaza y que Dani se llevaba bien con él, lo acepto como uno más. 

No se podía creer que los gemelos ya tuvieran un año, crecían tan rápido. Su relación con Dani era más que perfecta. La ayudaba en todo, sobre todo con los niños, cambiando pañales como un auténtico experto. Las tareas de la casa se la repartían, incluso aunque el trabajara y ella cuidaba a sus hijos. Siempre estaba pendiente a ella, a sus necesidades, y ella a su vez, también lo cuidaba a él. Las cosas iban mejor que cuando eran solo amigos, porque ahora también tenían amor. Era lo que siempre había soñado y temido poder tener con él y pensó que quizás si no hubiese tenido tanto miedo de perderlo en el pasado, las cosas podrían haber estado así de bien desde hacía mucho tiempo.

Dani se acercó a ella despacio, con cuidado de no despertar a Lucia.

- Creo que es hora de que vaya a dormir.

Silvia inclino la cabeza y le dio un beso.

- Dámela que me la llevo a la habitación.

Su madre entro con un Marco dormido en los brazos. Dani sonrió.

- Llévate mejor a Marco, que yo me encargo de Lucia.

Silvia saco a Marco de los brazos de su abuela con cuidado y juntos se encargaron de acostar a sus hijos.

Cuando volvieron con los invitados, estos estaban preparándose para irse.

- ¿Dónde vais?

Charles le dio un beso en la frente.

- Darling, tenéis que descansar. Tú y Dani estáis agotados, así que aprovechamos que los niños se han quedado dormidos para dejaros solos.

Su madre asintió.

- Es verdad hija, tenéis que descansar. Vamos a ir a cenar a un restaurante, que Carlos dice es muy fashion.

Silvia rio, ahora que su madre pasaba tiempo con Charles y Miguel, estaba aprendiendo inglés, aunque se negaba a llamarlo Charles. Siguieron con la charla y hasta su padre parecía animado hablando con ellos.

Cuando la puerta se cerró y oyeron el coche de irse, Dani se abalanzo sobre su mujer, dándole un beso que la dejo sin aliento.

- Por fin te tengo para mí.

Silvia gimió cuando Dani comenzó a desvestirla sin despegar sus labios de los suyos.

- Dani, espera.

La ignoro y bajo hacia su mandíbula sin dejar de depositar suaves besos por donde pasaba. Noto que Silvia lo empujo y a regañadientes se separó de ella.

- Tenemos que hablar.

Dani no le quitaba la mirada de encima y fue a besarla otra vez. Esas palabras ya no le preocupaban como antes.

- Luego.
- No, ahora.

Se pasó la mano por el pelo frustrado y la miro.

- Habla Campanilla. ¿Qué te pasa?
- Te quiero.
- Eso ya lo sé. ¿Eso es todo?

Lo miro, un poco avergonzada.

- Bueno, he descubierto algo, pero es un poco pronto. Así que no sé qué vamos a hacer. Porque no es que podamos hacer nada para detenerlo. Y no quiero que te enfades. No ha sido mi culpa, también ha sido tu culpa.
- ¿Silvia?
- ¿Qué?
- Estas balbuceando.

Silvia lo miro y rezo porque a él le alegrara la noticia tanto como a ella.

- Vas a ser padre. Otra vez.

Dani la cogió en brazos y la beso.

- Ya lo sabía Campanilla, ¿ahora puedo hacerte el amor de una vez?

Silvia no sabía que decir.

- ¿Cómo lo sabias?

Dani se arrodilló delante de ella y apoyo la frente en su barriga.

- ¿Crees que no conozco cada curva de tu cuerpo? Lo supe en el momento en que tú comenzaste a sospecharlo.

Le dio un beso en el vientre.

- ¿No es muy pronto? Marco y Lucia acaban de cumplir un año y…
- Es lo mejor que nos puede pasar mi Campanilla. Llenar la casa de niños lo antes posible y luego dejar que los cuiden los abuelos.

Le guiño un ojo.

- ¿Entonces no te molesta?

La miro con tanta intensidad que Silvia se quedó sin respiración.

- Silvia, no sé cuántas veces te lo voy a tener que decir. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida y mientras más hijos tengamos, mejor, porque son la prueba viviente del amor que nos tenemos. Te lo dije una vez y ahora te lo vuelvo a repetir. Te quiero desde siempre y con locura. Para siempre.

Esta vez fue Silvia la que se abalanzo sobre su marido, demostrándole efectivamente que su amor seria para siempre.

Fin.

1 comentario:

  1. OHHHH que bonito me encanta es preciosa esta historia.... <3

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