Carlos gruño y la volvió a besar.
- Dios, te deseo tanto! Necesito algo… algo para
atarte las manos.
Miro alrededor pera ver si podía usar algo, pero
Sandra le sonreía con travesura.
- Mira en el primer cajón de mi peinadora.
La miro, preguntándose qué podía tener Sandra ahí.
La soltó para ir a mirar, el movimiento incomodo ya que el pantalón le
apretaba. Mucho.
- No te muevas.
Se acercó al mueble y vio que el cajón tenía una
cerradura. ¿Cómo no se había fijado nunca?
- ¿Donde…?
Sandra seguía con esa sonrisa traviesa y la mirada
de Carlos se posó sobre el colgante que nunca se quitaba. Se acercó de nuevo a
ella para coger la llave que llevaba al cuello.
- ¿Que secretos escondes nena?
Sandra levanto los hombros mientras se mordía el
labio inferior. Carlos no podía resistirse a ella, necesitaba saborearla un
poco más.
Metió la mano en su pelo, inclinándola hacia atrás
de nuevo.
- Me estas volviendo loco peque.
Esto era lo que él siempre había querido. Sandra
desnuda y toda suya. Una autentica fantasía hecha realidad. Se separó de ella
con dificultad, respirando agitadamente. Levanto la llave delante de ella.
- Veamos que escondes.
Mmmm... que intriga!!!.
ResponderEliminar¿Que guardará con tanto cuidado Sandra?