domingo, 1 de septiembre de 2013

Mucho mas que amigos - Capítulo 2

Carlos la ayudo a subirse al coche, antes de sentarse en el asiento del conductor, para acercarse al restaurante nuevo que habían abierto cerca de la playa.

Cuando llegaron, rodeo el coche para ayudarla a bajar, como un auténtico caballero. Hizo un auténtico esfuerzo para no mirar esas piernas interminables que se veían demasiado bien con ese vestidito minúsculo que se había puesto Sandra para esta ocasión. El vestido era un elegante modelo de color rojo que se pegaba a cada una de sus curvas, como una segunda piel. Levaba los tacones y el bolso a juego y Carlos era demasiado consciente de que todas las miradas se girarían hacia ella en cuanto entraran en el restaurante. Como estaban el pleno verano, ella no llevaba nada que la cubriera un poco de las miradas curiosas, por lo que Carlos tuvo que reprimir el impulso de echarle la chaqueta de su traje, por encima. Se estaba empezando a sentir molesto por el hecho de que el vestido en cuestión, dejaba poco, muy poco a la imaginación. Cuando él se lo comento en la casa, ella se encogió de hombros y con un gesto de indiferencia le recordó que era demasiado joven, y tenía un cuerpo demasiado bonito como para taparse hasta el cuello. No es que ella fuera tan vanidosa, pero le encantaba sacar a Carlos de quicio y con comentarios como ese, siempre lo lograba.

Cuando entraron en el restaurante, Carlos no pudo reprimir una sonrisa; todas las miradas, sobre todo masculinas, iban dirigidas a su acompañante. El maître los acompaño hasta su mesa entre las miradas de admiración, mientras Carlos maldecía en voz baja.

- ¿Ocurre algo, cariño?

La pregunta suave de ella, hizo que soltara un gruñido.

- No me pasa nada, solo tengo hambre. Si no hubieras tardado tanto, ya estaría disfrutando de mi comida. 

Sandra lo miro con cariño y sonrió, al instante ya no se escuchaban las quejas de Carlos. Esa mujer sabía hacerlo callar con un solo movimiento de sus labios y él se preguntaba a menudo que más seria capaz de hacer con ellos. Dio gracias a Dios por estar sentado, ya que la inmediata reacción de su cuerpo ante esos pensamientos tan sensuales, le tensaron los pantalones visiblemente. Menos mal que Sandra no le podía leer los pensamientos en ese momento porque dudaba de poder mirarla a la cara si ella algún día los descubría.
  
Pidieron su comida y Sandra comenzó a jugar con los cubiertos distraídamente. Aunque no se le notara mucho por fuera, por dentro estaba hecha un manojo de nervios. Necesitaba la ayuda de Carlos, y aunque fuera su mejor amigo, para algunas cosas no podía verlo así, ya que él no lo permitía. Los asuntos de trabajo, eran una de esas cosas.

- ¿Que tal te ha ido la semana, pequeña?

Carlos la saco de sus pensamientos, comenzando la velada como siempre hacían, aprovechando la oportunidad para ponerse a día de lo que habían hecho esa semana, especialmente cuando era una semana en la cual no se habían viso mucho. Sandra no paraba de remover las manos bajo la mesa, mirando en todas las direcciones menos la suya…Díselo ya, venga ¿a que esperas?

- ¿Que pasa, peque? Pareces nerviosa. Venga cuéntamelo, sabes que sea lo que sea, me lo puedes contar. Confía en mí.

Claro, era muy fácil cuando él la miraba así, pero sin embargo no le gustaba para nada tener que pedirle lo que le tenía que pedir.

- Necesito… necesito que me ayudes a encontrar un trabajo.

Ya está, ya lo había soltado. Él frunció el ceño y la miro sorprendido, esperando a que se explicara mejor. Como vio que ella no estaba dispuesta a decir nada más por el momento, le pregunto directamente.

- Porque, ¿te han despedido de Pacific Reef?
- ¡Sí! Bueno no… no exactamente.

Los nervios no la dejaban explicarse con claridad.

- Lo he tenido que dejar y ahora necesito encontrar otra cosa de inmediato.

Él la miro con ojos penetrantes, como si así pudiera leerle el pensamiento y adivinar qué es lo que había pasado para que ella se mostrara así de rara. Temiendo que pudiera hacerlo, ella desvió la mirada.

Ya descubriré lo que te ha pasado pequeña pensó Carlos mirándola, pero cuando hizo ademán de seguir preguntando, lo interrumpió la voz del único hombre que podría quitarle a Sandra sin que él pudiera hacer nada para evitarlo.


Su hermano Rafael. 

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