Una semana más tarde, Sandra estaba de los nervios.
No sabía nada de Carlos desde que hicieron el amor y al final había estado tan
ocupada con el trabajo que no le había dado tiempo de mandarle ningún email
personal.
De todas formas, si había huido así como un cobarde
y ni siquiera era capaz de ponerse en contacto con ella… muy arrepentido tenía
que estar.
El viernes anterior había sido el primero en años en
el que no se habían visto, y ella había pasado la noche en su casa para
sentirse más cerca de él. Eso le partía el corazón.
Y ya había decidido que so hoy no había vuelto a la
oficina, hablaría con Rafa, averiguaría donde estaba, y lo buscaría hasta en el
fin del mundo si hacía falta. Este no se le iba a escapar.
Llego a la oficina y se sorprendió al ver la puerta
de la oficina de Carlos entreabierta. Su corazón latió más fuerte.
¿Había vuelto?
Se fue a sentar a su mesa pero se dio cuenta de que
no podía, ya que Laura estaba sentada en ella.
¿Pero qué demonios…?
- Buenos días Laura. ¿Que…?
- ¡Sandra!
Se sonrojo y la miro con una mueca en los labios.
- ¿Qué pasa, porque estas sentada ahí? ¿Ha vuelto
Carlos?
- Eh, sí, pero no puedes pasar. Eh… Rafa te
explicara todo. O eso me han dicho.
- Y una mierda.
Fue hacia la puerta de Carlos pero Laura se colocó
delante de ella, bloqueándole la entrada.
- Laura, quítate.
- No puedo Sandra. Me ha ordenado que no te deje
pasar.
- Pero será capullo. – mascullo.
La chica estaba al borde de las lágrimas, por lo que
Sandra decidió dejarlo. Por ahora.
- Está bien, iré a ver a Rafa a ver qué coño está
pasando aquí.
¿Por que decide tratarla de esa forma?!, no me gusta que se esconda como cobarde... Espero que Sandra pueda ponerle fin a esa situación.
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