Sheena
podía sentir sus ojos sobre ella de nuevo y le recorrió un escalofrío. Lo que
había hecho para que él la odiara tanto, aun no lo sabía. Él siempre había sido
borde y grosero con ella y las pocas veces que si habían hablado, era siempre
con comentarios ácidos y muy poco respetuosos. Así que no era como si ella
pudiera ir y preguntarle... Su actitud hacia ella siempre estaba llena de desaprobación,
como si ella hubiese hecho algo horrible para ofenderlo. Se lamió los labios
nerviosamente.
¿Por
qué tenía que hacerla sentir así?
- Oye
nena, ¿por qué estás de morritos?
- No
estoy de morritos.
- Lo
estas. Y... ¿Estás mirando a mi hermano?
-
¿Qué? ¡No!
- ¡Si
que lo estás haciendo! Y ahora te estás sonrojando... ¡ay pero que mona!
-
¡Cállate Jace!
Ella
miró su copa. Su cabeza le daba vueltas, aunque no había bebido mucho. Jace le
dio un beso en la mejilla.
-
Admítelo. Estás loca por él. Y él está loco por ti. Pero los dos sois demasiado
cabezones para admitirlo.
Ella
puso los ojos en blanco.
-
¿Estás borracho? Porque parece que el loco aquí eres tú, Jace. Tu hermano me
odia. No sólo le caigo mal, no. Me odia. Con pasión. Y a mí, me importa un
pimiento.
-
Mentirosa.
Ella
frunció el ceño.
-
¿Perdón?
-
Sabes tan bien como yo que hay una línea muy fina entre el amor y el odio... así
que dime tú... ¿Él te odia?
Él se
acercó y le susurró al oído.
- ¿...
o te ama?
Sheena
lo apartó de un empujón y ni siquiera se molestó en contestar. Le guiñó un ojo
y ella se limitó a sacudir la cabeza. Ella amaba a Jace como a un hermano, pero
él nunca se tomaba las cosas en serio y siempre estaba bromeando. No se parecía
en nada a su hermano Damian. Ella miró a este de reojo y se preguntó por qué se había tomado la molestia de venir, ya que por
lo general evitaba las vacaciones en grupo porque sabía que ella estaría
también... así que ¿por qué aquí y por qué ahora? Tendría que preguntarle a
Jace sobre eso.
*-*-*-*-*
Damian
observó como Jace flirteaba con Sheena. Vio cómo él le dio un beso en la
mejilla y vio como le susurró algo al oído. Nunca había sentido jamás la necesidad
de golpear a su hermano, ni siquiera cuando eran niños, pero ahora mismo estaba
pensando en recuperar el tiempo perdido. Sus dedos temblaban con la necesidad
de formar un puño y simplemente... Ella empujo a su hermano y miró en su
dirección, por lo que él apartó la vista. Todavía no estaba seguro de que ella
y Jace no habían estado juntos, a pesar de que Jace le había asegurado que
jamás había ocurrido nada entre ellos y que no habría nunca nada. ¡Maldita sea!
¿Por qué lo hacía sentirse de esta manera? Igual que un adolescente sin
experiencia… Él tenía 34 años, por amor de Dios.
Era
un hombre de mundo, había tenido relaciones y rollitos casuales, pero ni una
sola vez, jamás, nadie lo había hecho sentir así...
Se
dio cuenta de que Sheena se levanto para ir hacia su hermano, mostrando ese
pequeño vestido sexy. Se puso duro al instante y frunció el ceño mientras
trataba de recordar la última vez que había estado con alguien.
Había
pasado demasiado tiempo. Por lo que podía recordar, había sido antes de que él
la hubiera conocido.
Vaya.
Joder.
Era
una locura.
Ambos
miraron hacia él y ella asintió a algo Jace dijo. ¿De qué demonios estaban
hablando? Sheena le dio un beso en la mejilla y se dio la vuelta para desearles
a todos una buena noche antes de subir las escaleras con un balanceo de sus
caderas.
-
¿Disfrutando de la vista?
-
¿Qué quieres Jace?
-
Nada. Sólo... bueno, ella dice que eres más que bienvenido a dormir en su cama.
Se
volvió hacia su hermano, incrédulo.
- No
me mires así. Ella parece estar bastante segura de que ya que ambos sois
adultos civilizados, que podéis dormir en la misma cama sin matarse el uno al
otro.
Su
hermano sonrió con su diabólica sonrisa que decía 'Tengo un secreto'.
- ¿Y
quién sabe? Tal vez esta es tu oportunidad... durmiendo tan juntos, es sólo
normal que haya roces...
- Yo
no soy un pervertido Jace. Y no aprovecharía de ella de esa manera.
Vació
su vaso de un trago y se la dio a su hermano.
-
Buenas noches. Me voy a la cama.
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