miércoles, 22 de enero de 2014

Confesiones de un admirador secreto - Capítulo 8


- Damian, escúchame. No puedes irte, ¡ni siquiera sabemos dónde está!
- No me importa Jace. Tengo que encontrarla, asegurarme de que ella está bien. Bebió demasiado anoche, ¡le puede haber ocurrido algo!
- Vamos a esperar hasta que ella llame, ¿de acuerdo? Lo hará dentro de unos días.
- ¿Y si no lo hace? ¿Y si le ha pasado algo?
Damian paseó por la habitación un poco más. De una lado a otro. Una y otra vez. Como un león enjaulado.
La habían buscado alrededor del lago y en la ciudad. Su móvil estaba apagado y no respondía a su teléfono fijo.
- Mira, sé que estás preocupado, pero ella ya es mayorcita y muy responsable. Ella no conduciría si no estuviera segura de poder hacerlo. Ella puede cuidar de sí misma.
- No puedo dejar que se vaya así, tengo que encontrarla, tengo que decirle...
- Amigo, estas súper pillado por ella ¿no?
Dave estaba sorprendido al descubrir lo que Damian sentía por Sheena, al igual que el resto de sus amigos. Jamás podían haberse imaginado la profundidad de los sentimientos que tenía por Sheena, y las chicas se habían disculpado unas cien veces por lo que pasó la noche anterior. Suspiró profundamente.
- Sí, lo estoy.
- Jace, simplemente déjalo que vaya a encontrarla. - Dijo Amy. Kim la respaldo.
- Sí, tenemos que dar con ella. ¡Ellos se aman!
Tuvo que sonreír ante eso, él aun no podía creerlo. Pero a Kim, Amy y Teresa les encantaban los finales felices y estaban deseando un reencuentro de película.
- Tengo que ir Jace. Dame mis llaves.
- Espérate. Sólo tienes que esperar un par de horas.
- ¿Para qué?
- Ella llamará, Damian. Estoy seguro de ello. Siempre lo hace cuando ella se enfada conmigo. Apaga su teléfono, se va a refunfuñar durante un día o dos y luego ella me llama para hacerme saber dónde está.
- Ella no está enfadada contigo esta vez, hermanito. Esta avergonzada, se siente humillada. ¿Quién sabe lo que puede hacer? O lo que le ha podido pasar.
- Lo sé. Pero, la conozco, ella necesita estar solo, ya leíste la nota.
La nota.
Damian todavía no sabía qué pensar de ella.

Hola chicos,
Siento haber causado tanto drama de anoche, bebí demasiado. Necesito un poco de tiempo para olvidar mi momento tonto así que por favor seguid disfrutando de las vacaciones sin mí, estaré bien. En cuanto se me pase la vergüenza, os llamo. Pasadlo bien, os quiero y nos vemos pronto.
XOXO
Sheena.


Ninguna indicación de dónde estaba o dónde podría haber ido. Damian tenía que encontrarla. Estaba demasiado preocupado para esperar hasta que ella se pusiera en contacto con ellos. Podría tardar días!
- ¡Las llaves Jace! Ahora.
- ¿A dónde vas a ir? No puedes encontrarla solo.
- ¡No lo sé! Todo lo que sé es que tengo que encontrarla! Me estoy volviendo loco aquí, ¡necesito saber que ella está bien!
- ¿Por qué no tratamos a buscarla desde aquí? – sugirió Steve. - Todos tenemos un móvil, podemos empezar a llamar a hoteles o...
- Hospitales.
- Sí. Si quieres. Somos siete así que podemos empezar a llamar y quizás encontrarla pronto.
- Esa es una buena idea, pero no quiero arruinar vuestras vacaciones.
- Hey, ella también es nuestra amiga.
- Gracias tío. Pero si no la hemos encontrado en un par de horas, me voy a buscarla yo mismo, y no me podréis detener.
Las chicas rápidamente crearon una lista organizada de los lugares donde podría estar, aunque Damian todavía tenía la esperanza de que estuviera en su casa ignorando su teléfono. Pero no podía estar seguro, a menos que fuera allí y viera su coche aparcado y ella misma le abriera la puerta. 
Y si ella no estaba allí... Si no la encontraban, no sabría qué hacer. Se volvería loca. Por primera vez en su vida, rezó. Rezó con todo su corazón para encontrarla sana y salva, antes de que perdiera la cabeza.
Tres horas más tarde, habían llamado a todos los hospitales, comisarías, hoteles, moteles y cualquier otra cosa que se les ocurrió en un radio de 50 km. Sheena no estaba por ningún lado y a él le estaba empezando a entrar  pánico.
- No te preocupes Damian, seguramente se ha ido más lejos, por la costa, tal vez. Ya sabes lo mucho que ama la playa. Las niñas pueden hacer otra lista y podemos empezar a llamar...
- No. Me voy Jace. Vamos a gastar una fortuna en llamadas, cuando ella  probablemente, este en su casa, sin coger el teléfono. Voy a ir.
- Bien, está bien. Voy a ir contigo.
- No. Tengo que hacer esto solo.
- Pero...
- Si vienes, va a ir directamente en tus brazos, buscando tu protección. Tengo que hacer esto solo Jace. Necesito saber si ella me ama tanto como yo la amo a ella. Y no puedo hacer eso contigo alrededor.
- Yo... tienes razón. Bueno, vete. Y llámanos en cuanto sepas de ella ¿vale?
- Te lo prometo. Y lo mismo te digo.
Jace le entregó las llaves del coche. Se despidió de sus amigos, puso sus cosas en el coche y se fue a buscar el amor de su vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario