sábado, 25 de enero de 2014

Confesiones de un admirador secreto - Capítulo 9

Sheena suspiró profundamente al ver el mar frente a ella. Esto era exactamente lo que necesitaba y donde debería haber venido en el primer lugar. Había intentado dormir después de hacer el ridículo, pero en cuanto Jace se quedó dormido, ella recogió sus cosas y se fue.
Necesitaba estar sola.
Necesitaba pensar.
Tenía que alejarse de Damian y su humillante escena dramática de la noche anterior. Así que se había hecho a sí misma un poco de café para asegurar que no quedaba alcohol en su cuerpo, y había conducido hacia la costa, que quedaba a unas horas de distancia del lago. Había reservado habitación  en un hotel que parecía muy mono y apago el móvil. Después de descansar durante un par de horas, se había ido a la piscina, que quedaba justo al lado de la playa. Se había puesto su bikini azul y sus pendientes azules favoritos, que casi nunca se quitaba. Había traído su libro y allí estaba.

Sin embargo, no había leído mucho. Conocía la historia de memoria y los acontecimientos de ayer seguían invadiendo su mente. Trató de recordar el rostro de Damian después de su confesión, pero el recuerdo era borroso. ¿Había sido sorpresa? ¿Esperanza? ¿Repulsión?
No lograba acordarse.
Se tumbó de nuevo en la toalla y espero que la nota que había dejado para Jace y sus amigos, fuera suficiente para que no se preocuparan. Había huido antes del amanecer y no había querido preocupar a nadie, pero tampoco quería despertar a nadie para decirles que se iba... Estaba bien y aun tenía un buen número de días antes de que acabaran sus vacaciones, así que tenía la intención de sacar el máximo provecho de ellos. En un día o dos llamaría a Jace y le diría dónde estaba para que no se preocupara demasiado. No podía evitar preguntarse qué pensaba Damian de todo esto. ¿Estaba molesto, divertido, enfadado, disgustado? ¿Indiferente?

No podía saberlo, pero de alguna manera pensó que sería una mezcla entre molesto y asqueado... Ella pensaba que él la odiaba, pero Jace había dicho que había una línea muy fina entre el amor y el odio. ¿Era eso realmente posible?
Estaba empezando a atardecer y pensó en regresar a su habitación y pedir algo de comida, cuando de repente se sintió abrumada por una sensación de que algo andaba muy mal. Se llevó la mano al corazón sintiendo miedo y dolor y no pudo evitar preguntarse qué demonios le pasaba. Después de un momento, logró calmarse y sacudió la cabeza.
- No seas tonta, solo estas paranoica porque estás aquí sola. Todo el mundo está bien y todo estará mejor, en cuanto te pidas algo de comida y descanses. Estas aquí para disfrutar de tus vacaciones.
Parecía una loca hablando sola. 

En lugar de volver a su habitación para estar  sola, se pidió un cóctel y volvió a leer su libro. Pronto, la conocida historia de 50 Sombras la cautivó y aunque no lograba sacudirse por completo la sensación de que algo no iba bien, estaba tratando de relajarse. Debía haberse dormido, porque un tiempo después se despertó con un jadeo ahogado, consiguiendo miradas divertidas de personas que ya estaban recogiendo sus cosas y saliendo de la piscina.
El sueño había sido tan real…, más que otras veces. Tanto, que nunca sabía si era un sueño o un recuerdo. Claro que por otra parte, no podía ser un recuerdo. Recordaría besar Damian en un balcón a medianoche... No tenía sentido, pero siempre parecía tan real. Intento sacudirse el sueño. Lo último que necesitaba en este momento era él en su mente aún más. Recogió sus cosas y se dirigió a su habitación. Pediría su comida, tomaría una buena ducha y pensaría en Damian después... mucho más tarde.

Unos días después Sheena entro en su habitación más relajada que nunca. Acababa de almorzar después de haber pasado la mayor parte de la mañana en el spa. No había dejado de pensar en Damian todo este tiempo y todavía tenía el mal presentimiento abrumándola a veces, a pesar de que había conseguido ignorarlo en su mayor parte. Por fin había terminado de leer el libro y ahora estaba empezando a aburrirse sin sus amigos.
Decidió que era el momento de encender su móvil de nuevo para llamar a Jace y sus amigos para hacerles saber dónde estaba. No estaba segura de estar preparada para enfrentarse a ellos, de lo contrario simplemente iría de vuelta hasta el lago... pero la idea de volver a verlo, sin embargo la retuvo. Metió su número pin y esperó a los avisos de llamadas perdidas, señal de que Jace la había llamado o enviado mensajes de texto. Pero en lugar de solo un par de avisos, su móvil emitió un pitido tras otro, y después varios más. Facebook, Whatsapp, mensajes, llamadas.

Lo miro y no se pudo creer la cantidad de llamadas y mensajes. Todos los del primer día eran en su mayoría de Damián, después de eso, sin embargo, eran sólo de Jace y los demás.
Debían de estar muy preocupados si la habían llamado con tanta frecuencia . La mala sensación que había tenido, volvió de golpe y se intensifico.
¿Y si les había pasado algo?
Le dio al botón de rellamada y empezó a empaquetar sus cosas como una loca. Ya era hora de que se fuera a casa.

- ¡Sheena! Por fin, gracias a Dios, ¿dónde has estado?

La voz de Jace sonaba desgastada y ronca. Como si no hubiera dormido y hubiese estado fumando como un loco.

- Estoy bien Jace. Siento no haber llamado. Voy de camino a casa ahora.
- Está bien. Eso es bueno. Date prisa vale? Pero ten cuidado, por favor. Ten mucho cuidado.
- Jace, ¿estás bien? ¿Ocurre algo?
- Sí, no. Yo... No quiero que te preocupes.

Parecía a punto de llorar y Sheena lo supo.

- Es Damian ¿verdad?
- Sí.
- ¿Qué le ha pasado? ¿Dónde está?
- Tu solo vuelve, ¿vale? Él te necesita.
- Jace, por favor, dímelo.

- Damian tuvo un accidente Sheena. Los médicos no creen que va a salir de esta.

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