Sheena se limitó a esas dos últimas palabras en
shock. ¿Él la quería? ¡Él la quería!
No, no podía ser...
No se lo podía creer. Miró a Damian y su cara
magullada.
Con la mano libre le tocó cuidadosamente sus labios carnosos.
Deseaba tanto poder besarlo, hacer que despertara con un roce de sus labios contra
los suyos, como en los cuentos de hadas. Pero también quería que estuviera
despierto cuando ella lo besara, poder verlo, mirarlo a los ojos y saber que
sus sentimientos hacia ella eran algo real y no algo que estaba leyendo en un
diario.
- Por favor, despierta Damian. Por favor. Te necesito.
Se quedó mirándole, deseando que abriera los ojos,
pero por supuesto, no pasó nada. Aparte de su ritmo cardíaco cuando ella le
toco el labio, Damian no mostró ninguna otra reacción a su presencia. Sheena
quería hablar con el médico, preguntarle si había algo más que pudiera hacer
por él. Haría lo que fuera…
Se quitó los pendientes y los dejo en su bolso. Significaban
mucho más ahora que sabía lo que el sentía por ella. Pensó de nuevo en las
vacaciones de Semana Santa sobre las que había escrito. Habían sido sus primeras
vacaciones en grupo y Sheena realmente había tenido ganas de hacerlo, a pesar
de saber que Damian vendría también. Jace le había dicho que todo iba a estar
bien y Damián sería diferente, ya que estaban de vacaciones y estaría más
relajado.
Sí claro.
Podía sonreír ahora, pensando en la forma en que la
había tratado, y darse cuenta de lo que realmente había sentido. Jamás se lo
hubiera imaginado...
Habían ido al museo nacional, sólo para pasar el
día. Con cada comentario que había hecho, había recibido un comentario afilado.
Si ella le gustaba un cuadro, él decía que era absolutamente horrible. Si ella
mencionaba lo genial que era un artista determinado, él tenía que señalar que
había sido una persona horrible.
Y así una y otra vez a lo largo del día. Jace se
había ido a la cafetería con Steve, ya que no estaban realmente interesados en
el arte, por lo que cuando Damian la cabreo en serio, lo había mandado a la
mierda. Recordó sentirse muy avergonzada cuando lo había dicho, ya que todo el
mundo lo había escuchado y los había mirado.
No se había podido contener. Él la había estado pinchando
por cualquier cosa, hasta que reventó.
Había salido corriendo para encontrar Jace, que se
había quedado a su lado el resto de las vacaciones. Él había tratado excusar a
su hermano, pero él no sabía lo que Damian sentía por ella, por aquel entonces,
¿o sí? Se mordió el labio, preguntándose si Jace sabía lo que sentía su hermano
por ella.
¿Damian se lo había llegado a decir?
¿Habría leído el diario antes de dárselo a ella?
Él era su mejor amigo... Seguramente, si lo hubiese
sabido... se lo habría dicho... ¿no?
A pesar de que ella nunca le había dicho a Jace lo
que sentía por Damian... él sólo se había enterado la otra noche, después de ese
estúpido juego.
Ella bostezó, exhausta. Quería leer un poco más,
pero mañana seria otro día. Besó a Damian suavemente y sin soltar la mano o el
diario, ella finalmente se quedó dormida.
Damian todavía podía sentir sus dedos en sus labios,
y poco después sus suaves labios rozaron los suyos. No dejaba de pensar en esas
preguntas extrañas que ella le había hecho "¿Por qué nunca me lo dijiste?
¿Porque me trataste de esa manera?'.
- ¿Sheena? Sheena, cariño , despierta.
- ¿Damian?
- No, soy yo. Jace.
Sheena abrió los ojos y parpadeó, mirando a su
alrededor. Damian todavía estaba acostado en la misma posición que la noche
anterior y su mano estaba firmemente apretada en la suya.
- Buenos días Jace.
- Buenos días cariño. Tienes que soltarlo, tienen
que llevárselo.
- ¿Llevárselo dónde?
- Ellos quieren hacerle algunas pruebas. Pruebas no
pueden hacer contigo pegada a él.
- Pero se pondrá peor.
- Cuidaremos perfectamente bien de él, señorita
Stewart.
- De acuerdo.
- Usted puede soltar su mano. Estará bien.
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